Lectura: Hageo 1:1-11

Un versito cómico dice así: “Un alegre oso viejo en el zoológico siempre podía encontrar algo qué hacer. Y cuando eso lo aburría, ya sabes, caminar de izquierda a derecha, ¡lo invirtió y caminó de derecha a izquierda!” Aparentemente, el autor pensó que la gente podía aprender una lección del oso, por cuanto estas criaturas parecen estar bastante felices en tanto tengan suficiente que comer y algunos de su propia especie a su alrededor.

Sin embargo, esto no se aplica a los humanos. Los israelitas que habían regresado de Babilonia descubrieron que el hombre no puede encontrar la felicidad cuando vive sólo para sí. Ignoraron el hecho de que el templo de Dios no había sido reconstruido, sino que se dieron a la construcción de excelentes viviendas para ellos y se ocuparon completamente de las cosas materiales. Sin embargo, sus cosechas eran malas, su ropa era inadecuada, y sus salarios no iban a la par con los elevados costos (Hageo 1:6). El profeta les dijo que estaban cosechando una cosecha de infelicidad porque estaban poniendo los placeres egoístas en primer lugar.

Dios nos ha hecho a Su propia imagen y para Su gloria. Nunca podemos encontrar el verdadero gozo sino hasta que obedecemos la amonestación de Cristo de buscar “primero Su reino y Su justicia” (Mateo 6:33). Sólo entonces sembraremos y cosecharemos abundantemente, y comeremos y quedaremos verdaderamente llenos.

1. Te has preguntado, ¿para qué trabajas, en qué gastas tu tiempo, en quién estás invirtiendo tu vida?  ¿Lo haces para lo eterno o para temporal?  Recuerda lo temporal, se disuelve como el agua cuando está hirviendo, lo eterno, perdura a pesar de las circunstancias.

2.  ¿Estás sembrando?  ¿Si no siembras cómo esperas cosechar?

Pablo lo expresó de la siguiente manera:

“¿Qué es, pues, Apolos? Y ¿qué es Pablo? Servidores mediante los cuales vosotros habéis creído, según el Señor dio oportunidad a cada uno. Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios que da el crecimiento.” 1 Corintios 3:5-7

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”. – 2 Corintios 9:6

NPD/HVL